El día de la Hispanidad, la controversia está servida por la cantidad de ves que ha cambiado de nombre y sus motivos. 

 

El 12 de octubre celebramos en España lo que se ha dado en llamar “El día de la Hispanidad” porque fue el día del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Por lo menos, oficialmente, porque ya hemos visto en otros vídeos que, casi con toda probabilidad, otros antes habían ya tenido contacto anteriormente con el Continente.

Este día está declarado oficialmente “Fiesta Nacional de España” (que es su auténtico nombre por la Ley 18/1987, de 7 de octubre, ​ cuyo único artículo indica textualmente:

“Se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de octubre….

La fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efeméride histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos”

Esta es la Ley moderna, pero no siempre fue así. Si el nombre oficial es Fiesta Nacional de España y, además, se aprovecha tradicionalmente para hacer un desfile militar y mostrar el poderío de las fuerzas armadas

 ¿Por qué le llamamos día de la Hispanidad?

A mí, la verdad, la cosa no me cuadra mucho.

¿Qué tiene que ver el descubrimiento de América con la exhibición de las fuerzas militares de nuestro país?

Pues os podría relatar cómo llegamos a esto, pero no es el objeto de este vídeo.

También tengo que decir que, anteriormente, en época reciente, se llamaba la Fiesta de la “Raza”

Para empezar, la autorización oficial primera para hacer de la fecha del descubrimiento de América una Fiesta, la otorga el 23 de septiembre de 1892, la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena que promulgó un Real Decreto en San Sebastián, a propuesta del presidente Antonio Cánovas del Castillo, en el que se declaraba fiesta nacional el 12 de octubre de 1892, en conmemoración del Descubrimiento de América.

Dicho Real Decreto fue firmado por SM la Reina en nombre de su hijo SM Alfonso XIII y en presencia del presidente del Consejo de Ministros el 12 de octubre de 1892 en el Monasterio de la Rábida, con motivo de su visita a Huelva, Palos de la Frontera y Moguer para la celebración de los actos del IV centenario del descubrimiento de América.

Cito:

“El 12 de octubre Fiesta Nacional. Artículo único. Se autoriza al gobierno para presentar a las Cortes en su reunión próxima, un proyecto de ley para declarar perpetuamente fiesta nacional el día 12 de octubre en conmemoración del descubrimiento de América. Dado en Santa María de la Rábida a 12 de octubre”

Después, en 1913, por iniciativa del exministro español Faustino Rodríguez-San Pedro, fue rebautizada como la Fiesta de la Raza, dando a entender que, desde ese momento, España había sido una mezcolanza de razas.

No hay que olvidar que los Reyes Católicos, en especial Isabel, había reconocido a todos los habitantes nativos de América como súbditos españoles y, en ningún caso, admitió que se les esclavizara.

La Fiesta de la Raza se celebró por primera vez entre 1914 y 1915 para, y cito el texto:

“Es por eso que fue fomentada por la Unión Ibero-americana, y para cuya realización se propone efectuar activa propaganda en 1913, la de que se conmemore la fecha del descubrimiento de América, en forma que, a la vez de homenaje a la memoria del inmortal Cristóbal Colón, sirva para exteriorizar la intimidad espiritual existente entre la Nación descubridora y civilizadora y las formadas en el suelo americano, hoy prósperos Estados.”

Posteriormente, y debido a las protestas de los movimientos en América de neo-indígenización (menuda palabreja), se consideró poco conveniente y fue cambiado por el nombre de Fiesta de la Hispanidad. Aunque, desde luego, no todos los americanos estuvieran en desacuerdo ni vieran ninguna humillación en ello.

Claro que también se ha dejado de usar la palabra raza para los seres humanos y solo sirve para designar a los animales domésticos, porque se considera que su uso es peyorativo. Ahora se usa “grupo étnico”.

En mi humilde opinión, las palabras en sí no son buenas ni malas, todo depende del uso de que se les dé. Uno puede decir a alguien que es “tonto”, por emplear algo suave, con todo el cariño del mundo y en según qué contexto y no se va a ofender. Se ofenderá lógicamente, si lo dices en tono y a modo de insulto. Pero, vamos a dejar la lingüística a un lado, que cada vez se está poniendo más difícil la cosa.

A lo que iba.

Curiosamente, esa fiesta coincide con el día de Nuestra Señora del Pilar.

La querida “Pilarica” de nuestros amigos maños, cuyo culto se remonta a principios del siglo XIII y es patrona de Aragón y de su capital Zaragoza, desde el siglo XVII, a la que el Papa Juan Pablo II nombró «Patrona y Madre de la Hispanidad».

Pero, no es la única, La Virgen de Guadalupe también se celebra el mismo día y también fue coronada canónicamente como “Reina de la Hispanidad”, ya que esta Virgen exportada a América por los extremeños, de los cuales es patrona, fue objeto de un misterioso milagro, todavía no resuelto, en una imagen formada en la capa de un campesino con una peculiaridad en sus ojos de lo más extraño.

Esto ocurrió en Méjico y, por supuesto, es la principal patrona de los Mejicanos.

El tema de la Virgen de Guadalupe, es un tema digno de estudio, casi comparable al de la Sábana Santa de Turín y así lo han hecho numerosos investigadores de todo el mundo, sin llegar, tampoco en este caso, a conclusiones viables.

Pero dejemos de lado el mundo esotérico, aunque me apasione, para centrarnos en el histórico.

Con sus más y con sus menos, la Fiesta del 12 de octubre ha ido cambiando de nombre repetidas veces, hasta que después de la época franquista volvió al día de la Hispanidad, para terminar como Fiesta Nacional de España en 1987.

Pero, lo que yo quería destacar o más bien reivindicar con este vídeo, es el tono de humillación nacional que esta Fiesta está teniendo en los últimos años, hasta el punto de que ha llegado a circular un rumor, totalmente falso por cierto para los que aún lo crean, de que el Rey Felipe VI había perdido perdón a los latinoamericanos por las masacres producidas en Latinoamérica.

Si es verdad, que el presidente Maduro no para de exigir a los españoles que nos disculpemos. Pero de este señor prefiero no hablar.

Vamos a ver.

España, lo mereciese o no, se llevó la gloria de haber descubierto oficialmente un nuevo continente. Y eso es así.

Que fue voluntad de los monarcas españoles que todos los nativos de dicho continente fuesen considerados súbditos de pleno derecho, no como hicieron otros países que llegaron poco después.

Que, en las primeras épocas no hubo masacres.

O mejor dicho sí, pero por ambas partes y no fueron debidas a guerras en sí, sino a otro enemigo mucho más mortífero, la transmisión mutua de enfermedades, desconocidas para los unos y para los otros, para las cuales ninguno de ellos estaba inmunizado.

Que Colón no era ningún ángel, pero no era un criminal asesino.

Y que, si es verdad que, en un momento dado, como no había encontrado ni por asomo, las grandes riquezas que había ido a buscar, no se le ocurrió otra cosa, para que la cosa saliera algo rentable, que de proponer a la Reina esa idea de coger a los indígenas como esclavos, ya que lo que encontró, “eran gente medio desnuda sin riqueza alguna”, según consta en los documentos de la época. A lo que la Reina se negó rotundamente y no se hizo.

Mucho después, con las diferentes expediciones, tanto españolas como de otros países, se vería que, en América si había riquezas y muchas y fueron expoliadas, todo hay que decirlo. Pero que no todo lo hicimos nosotros, que siempre parecemos el malo de la película.

Que después se cometieron desmadres de todo tipo, cierto.

Pero, ya no era, Colón y su gente, sino los que les siguieron y, repito, que toda Europa se lanzó de cabeza a la conquista y que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Que se sabe, por los yacimientos arqueológicos realizados, que las batallitas contadas por Fray Bartolomé de las Casas, estaban corregidas y aumentadas, seguramente, para elogiar las hazañas de los españoles, pero que, en los lugares donde las batallas se dieron, no hay ni un tercio de los esqueletos de los miles y miles que supuestamente habían caído en combate.

Que la verdadera masacre. Y eso sí es cierto, fue en Norteamérica y no fuimos nosotros, pero unos cardan la lana y otros se llevan la fama.

Para empezar, no podemos mirar la historia con los ojos de ahora, ni juzgar con nuestra mentalidad actual porque en cada época la forma de ver la vida de la gente es completamente diferente.

En la Edad Media millones de personas perdían la vida en guerras, a veces absurdas y les parecía de lo más normal, mientras ahora miramos con horror un solo muerto en cualquier circunstancia.

Y eso es bueno, quiere decir que hemos evolucionado y le damos a la vida el valor que se merece.

Pero, no siempre ha sido así y cuando entramos en el terreno histórico hay que ponerse en la piel y en la forma de pensar de los personajes de la época para poder entenderlo.

La verdadera lacra que llevamos los españoles a América, sin saberlo, fue la enfermedad que diezmó la población sin duda ninguna.

Pero, a cambio también nos trajimos otras que aquí no existían.

Y eso es completamente normal. En aquel momento no se les ocurrió siquiera.

Y hay que añadir que tenían muchos menos conocimientos médicos que en nuestros días.

Hace poco hemos vivido una de las catástrofes sanitarias más graves de los últimos tiempos y, le habremos podido echar la culpa al virus, pero no creo que a nadie se le ocurra acusar de magnicidio al país o países de donde salió. Y, eso que, si hay un tema de magnicidio en esa historia, pero no es este momento ni lugar.

Lo que yo quiero es romper una lanza en pro de nuestra Fiesta que, dicho sea de paso, también se celebra en toda América, así que tanto no nos deben odiar, porque ese fue un momento glorioso que nos permitió descubrir y compartir a los habitantes de ambos continentes, nuestras maravillosas culturas.

Y que, si hubo sus más y sus menos no se puede catalogar de otra cosa que normal. ¿O es que nosotros nos quedamos quietos ante la invasión de árabes, visigodos, cartagineses, romanos, franceses, etc.?

Pues no, cada cual defiende lo suyo. Lo importante es llegar al final a un entendimiento. Y eso si lo hemos conseguido, haya costado lo que haya costado.

Por cierto, que recuerdo a ese señor que prefiero no nombrar, que, al Libertador Bolívar, por quien siento un gran respeto, no le vencieron los españoles, le traicionaron los suyos por afán de poder.

Pues eso, que cada época tiene lo suyo y que no podemos juzgar lo que pasó hace 500 años con los ojos de ahora.

Y que yo por lo menos (aunque lo del despliegue militar me sobre, por lo menos en esa fecha) me siento feliz de que gracias a ese “descuido memorable” o “descubrimiento calculado” por parte de Cristóbal Colón, poco importa, hemos tenido la oportunidad de descubrir y admirar esas culturas maravillosas, con esos monumentos, enigmáticos aún muchos de ellos, los manjares gastronómicos y la bondad y la alegría de sus gentes. Y, estoy segura de que nosotros les aportamos mucho también. Que una vez fuimos todos españoles y que la Fiesta de la Hispanidad debería ser un honor para ambas partes.

Soy consciente de que no todo el mundo va a estar de acuerdo conmigo, pero animo a los detractores a hacer un acto de retroceso y mirar ese primer encuentro de culturas con los ojos de una persona del siglo XV.

 

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