6 cosas de Cristóbal Colón que no sabías
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Se llamaba Cristóbal, pero no Colón.
En realidad, se llamaba Cristóforos Colombo, o aún Colom o Colomo, según los pocos documentos que podemos considerar como auténticos.
El misterio rodea esta figura histórica. Quizás el mayor misterio sea su origen y su verdadero nombre. Cristóbal Colón parece haber ocultado tanto su procedencia como su nombre.
Y, no solo eso, sino que, siendo como fue un personaje de gran renombre, nunca se dejó pintar. No existe un solo retrato veraz de Cristóbal Colon, los pocos que existen han sido pintados después, de memoria o de oídas, al más puro estilo de los retratos robots policiales.
El rubio de oro de la época no quería ser reconocido
¿Por qué?
¿Huía de algo reprochable o guardaba secretos inconfesables?
Algunas hipótesis van desde un pasado como pirata hasta un origen judío. Cualquier cosa es posible.
Probablemente nunca lo sabremos.
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Lo más probable es que fuera genovés, pero no escribía italiano.
En cuanto a su origen, parece innegable que fuera genovés, pero no deja de ser sorprendente que no escribiera italiano ni latín.
Algunos historiadores dicen que, probablemente, hablara un dialecto genovés que no se dejaba por escrito.
En cualquier caso, sus andanzas más conocidas comienzan en Portugal, pero sabemos que no era portugués y la forma en cómo y porqué llegó y se instaló allí también son misteriosas.
Se dice que porque fue allí donde se casó en un matrimonio ventajoso mediante el cual entró a la nobleza portuguesa. Pero, lo cierto es que su matrimonio con Felipa Moneiz, fue un matrimonio “arreglado” cuando ella tenía 19 años y él 25.
Aunque era de familia bien, no era noble, mientras que todo parece indicar que la familia de Colón si lo era, vamos, que no era un pobre marinero sin fortuna.
De hecho, poco antes de su muerte, se quejó de haber tenido que poner dinero de su bolsillo para realizar los viajes.
Lo que sacó de ese matrimonio, de mucho interés para él, fueron numerosos materiales y cartas de navegación pertenecientes a su fallecido suegro que su suegra le entregó.
¿Estaría ahí la información para llegar a América?
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Contaba con mapas para realizar su viaje.
Aunque se da por hecho que Colón descubrió un continente desconocido por chiripa, es decir, por casualidad, lo cierto es que: parece bastante probable que el continente no fuera desconocido, sino un secreto muy bien guardado por aquellos que lo conocían.
Por ejemplo, Vikingos y Templarios.
¿tendría Colón acceso a este conocimiento?
Pues parece bastante probable que contara, por lo menos, con un importante mapa. ¿Por qué suponemos eso?
Porque poco más de 20 años después, un navegante turco llamado Piri Reis elaboró un mapa en que se describe el nuevo continente.
En sus márgenes cuenta con anotaciones que indican que la fuente de dicho mapa es uno de Cristóbal Colón encontrado en un barco español apresado en 1501. Concretamente, en un atlas dedicado a Suleiman en 1526 decía: “un astrónomo que se llamaba Kolón…, que salió en busca de Antyle… y la descubrió”.
Hoy la ruta es muy conocida y su mapa llegó hasta nosotros.
Antyle, era una isla mítica llamada también la Isla de las Siete Ciudades.
En cualquier caso, parece dudoso que fuese a buscar la India y se tropezara con América ya que en las famosas Capitulaciones de Santa Fe que se conservan en el Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona, con varias copias como la del Archivo de Indias de Sevilla, se recogen los pactos realizados entre los Reyes Católicos y Cristóbal Colón respecto a la expedición. Se le otorgan a Colón los títulos de Almirante, Virrey y Gobernador de las Islas Occidentales de los territorios que… “ha descubierto”. No sería extraño si no fuera porque ni siquiera había comenzado el viaje y ya se da por hecho que “ha descubierto” algo que no iba a buscar.
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Le dieron títulos nobiliarios que luego le quitaron.
De entrada, como ya se ha dicho Colón tenía el Título de “Don” según se refleja en las Capitulaciones de Santa Fe. Aunque ahora sea muy corriente, en la época no lo ostentaba cualquiera.
Antes de salir de viaje se le nombra Almirante de la mar océano, Virrey, Gobernador y el monopolio comercial de todas las tierras que “ha descubierto” y añade de las que descubra.
El 10% de todas las ganancias de descubrimiento y negocios se le otorgaban eran para el Almirante y el 90% para la Corona. Buen negocio sin duda, sobre todo para la Corona.
Colón debía guardarse un as en la manga, porque cuando los Reyes Católicos se dan cuenta de la magnitud de las riquezas de las tierras descubiertas, donde dijo digo, digo Diego y le quitan prácticamente todo.
Aunque el mito de que murió pobre como las ratas también es falso. Colón murió millonario y legó una inmensa fortuna a sus descendientes. Aunque comparado con lo que podía tener, le debía parecer muy poco.
Lo cierto es que vivió tanto las mieles del éxito como la humillación de volver encadenado a España tras ser detenido por negarse a acatar el ser despojado de sus atribuciones.
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¿Era bígamo? ¿Tuvo otra familia en América?
Con su esposa oficial Felipa Moneiz, tuvo Colón un único hijo: Diego, el cual, como primogénito, fue el heredero de sus bienes y títulos.
Sin embargo, Colón tuvo también otro hijo ilegítimo, Hernando con Beatriz Enríquez de Arana, prima de uno de los marinos que le acompañaban en su viaje, mujer castellana de origen humilde y con la que nunca se casó.
No se sabe si porque, como dicen, Cristóbal enamoraba a las mujeres para luego abandonarlas, cosa que, al parecer hizo con Felipa ya que desaparece de escena en todas sus posteriores andanzas y no se sabe bien si murió o se recluyó en un Convento.
Lo que está bastante claro es que Felipa no crio a Diego, sino que fue su hermana Briolanja Moniz o, incluso, la propia Beatriz, quien se hizo cargo de ambos niños.
Al final de su vida, Colón dejó instrucciones a su hijo Diego para “que nada les faltara ni a Beatriz ni a su hijo Hernando.
También se ha dicho que mantuvo un apasionado romance con otra Beatriz, Señora de la Gomera, de quien estuvo enamorado durante un tiempo.
Y hay quien se atreve a decir que la propia Reina Isabel la católica, estaba prendada del seductor Cristóbal que “la hacía reír”, aunque, por supuesto, dada la reputación de católica estricta y puritana de la Reina, es más que dudoso que tuvieran algún affaire.
Se ha dicho también que Colón habría tenido amoríos y otros hijos con mujeres de las tierras conquistadas, aunque es más que probable dada su condición de seductor y mujeriego, no hay constancia alguna de ello.
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Sus restos envueltos en el misterio, repartidos por varias ubicaciones.
Si Colón fue aventurero en vida continuó siéndolo ya muerto.
En un principio, sus restos mortales fueron enterrados en Valladolid, en una capilla del Convento de los franciscanos, pero, más tarde, en 1509 se trasladan a la Cartuja de las Cuevas de Sevilla.
Sin embargo, no se quedan allí.
Aunque una leyenda dice que al sufrir Sevilla una gran inundación, las aguas arrastran el ataúd del Almirante Guadalquivir abajo y termina enterrado en el océano donde vivió, lo cierto es que es una leyenda.
Al parecer, fue trasladado a Santo Domingo donde él habría propuesto descansar.
Pero, no acaba ahí la cosa, en 1795, por el tratado de Basilea, resulta que ordenan trasladar sus restos a la Habana (Cuba) y de ahí de regreso a Sevilla a un enorme mausoleo construido a tal efecto.
El caso es que, parece que todo el mundo quiere una parte del pastel y que, o bien se fueron repartiendo sus restos por el camino o nunca salieron de España enteritos.
Investigaciones modernas de los restos desperdigados por estos lugares parecen confirmar que tanto los que se conservan en Sevilla, como los de Santo Domingo son auténticos.
Es un hecho, igual que el Cid Campeador ganó batallas después de muerto, Cristóbal Colón continuó viajando.