Evolucionista, creacionistas… ¿y si todos llevan razón?

La necesidad de conocer el origen de la vida y por ende el del Hombre parece haber preocupado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.

En la antigüedad, a partir de los mitos de todas las culturas, parece haber sido comúnmente aceptada la idea de que fuimos creados por los dioses, uno o varios según la cultura.

Sin embargo, conforme la ciencia va haciendo su aparición esa idea comienza a cambiar hasta revolucionarse completamente en el siglo XVIII gracias a Charles Darwin y su obra “El origen de las especies”
En ella Darwin sostenía la idea de que todas especies provenían de una primera especie común que, por adaptación al medio, había ido potenciando unas habilidades sobre otras.

Esta adaptación habría ido provocando cambios sucesivos por mutación hasta ir produciendo especies diferentes.

Calumniado y vituperado en su época, Darwin es ahora el “Señor” de la evolución y su teoría ha pasado a ser estudiada en las escuelas.
A pesar de que nuestros niños estudian esto en el colegio, en la actualidad, y según la ciencia avanza, la teoría de la evolución ya no es apoyada por una mayoría de científicos.

Sino que ha dado lugar a toda una serie de corrientes diferentes.

Esto es así porque si, básicamente, la teoría se mantiene, ésta no da una explicación simple a todas las preguntas que esto plantea. Y, desde luego, no responde a la gran pregunta: si el Hombre, viene del mono ¿en qué momento se vuelve inteligente?

Mientras unos defienden que falta “el eslabón perdido” que toda vía no se ha conseguido encontrar, otros se han decantado por una explicación ajena a la Tierra.

Entre éstos últimos, unos siguen una teoría enunciada por Francis Crick, premio nobel y codescubridor del ADN, que propuso que la vida había sido creada por una entidad inteligente y sembrada en el universo, es la teoría de la panspermia.

Otros sostienen que el Hombre ha surgido a partir de una manipulación genética entre primates terrestres y seres extraterrestres.

Por otro lado, los creacionistas siguen defendiendo la antigua idea, la de la Biblia en lo que nos conciernen, según la cual todos venimos de Adán y Eva.
A propósito del creacionismo, la Iglesia Católica, a partir de Concilio Vaticano II, dio a los católicos las premisas para interpretar la Biblia y decía claramente que “no se debe leer la Biblia en sentido literal”. Esto deja una puerta abierta a la interpretación de la creación que aparece en el Génesis.

Pero… ¿y si, en realidad, todos llevaran razón?

Pongamos, por ejemplo, por empezar por la última, que hemos sido un producto de la fusión genética con seres extraterrestres.

Esto no impediría que:

1. Hasta llegar al punto de que existieran esos homínidos que hibridaron, estos hubieran podido evolucionar a partir de una célula primigenia.

Es más, tampoco impide que esos seres extraterrestres, no hubieran podido a su vez evolucionar desde la misma célula, a partir de la cual se hubieran ido adaptando a su propio medio.

2. Si esto fuera así, nos llevaría la idea de la panspermia.

Esa primera célula se habría adaptado de forma diferente en cada punto del Universo donde se hubiera sembrado y evolucionado en especies diferentes.

3. Eso nos llevaría a la última cuestión: ¿de dónde salió esa primera célula?.

Y aquí, es donde está el verdadero Quid de la cuestión.

La Universidad de Yale publicó que:
“La probabilidad de que la vida se hubiese originado por azar en una de 1,046 ocasiones es de 10^(-255) . La pequeñez de este número significa que es virtualmente imposible que la vida se haya originado por una asociación aleatoria de moléculas. La proposición de que una estructura viviente pudo haber surgido en un único acontecimiento por medio de una asociación de moléculas al azar debe ser rechazada.” [Quastler, Henry. The Emergence of Biological Organization (El surgimiento de la organización biológica), New Haven and London, Yale University Press, 1964, p. 7.]

Por lo tanto, basándonos en esta potencialmente imposibilidad, tendríamos que admitir que esa primera célula fue creada por un ser inteligente y este muy bien podría ser el ser al que llamamos Dios.

Hay que tener en cuenta que, interpretando el Génesis con una mente abierta, éste dice: que Dios creo al Hombre de barro. Quizás esto nos permitiría deducir que ese “barro” era ese primer caldo de cultivo en el que se formó la célula primigenia.
Llegados aquí volvemos a plantear la pregunta:

¿Y si todos llevan razón?

A tú reflexión queda…

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