Los Jardines de Santa Clotilde son un tesoro escondido en la localidad de Lloret de Mar, en la provincia de Gerona, España.

Estos jardines fueron diseñados a principios del siglo XX por el arquitecto paisajista Nicolau Rubió i Tudurí, y son considerados uno de los mejores ejemplos de jardines modernistas en Cataluña.

Sin embargo, detrás de la belleza de estos jardines se esconde una historia trágica y macabra que ha sido transmitida de generación en generación.

La leyenda cuenta que el propietario de los jardines, Don Raúl Roviralta y Astoul, Marqués de Roviralta de Santa Clotilde , era un hombre rico y poderoso que vivía en una gran mansión en Lloret de Mar con su esposa, Clotilde Rocamora.

Clotilde era una mujer hermosa y virtuosa que era muy querida por la comunidad local. Sin embargo, su vida fue truncada cuando contrajo una enfermedad grave y murió prematuramente a la 1 de la madrugada del 27 de mayo de 1927.

Según la leyenda, el desconsolado viudo estaba tan enamorado de su esposa que no podía soportar la idea de estar separado de ella. Por lo tanto, decidió hacer algo que resultó ser extremadamente macabro: paseó el cuerpo de Clotilde, engalanado con flores frescas, por las calles del pueblo durante varios días para que todos pudieran verla. El extraño cortejo fúnebre terminaba en los laberínticos entresijos de las calles de los Jardines aún en construcción.

La historia cuenta que Raúl, el Marqués, colocó el cuerpo de Clotilde en una especie de trineo y lo cubrió con un velo blanco y multitud de flores. Luego, contrató a varios hombres para que lo ayudaran a empujar el trineo por las calles de Lloret de Mar. La gente se agolpaba en las calles para ver el extraño desfile y muchos lloraban al ver el cuerpo de Clotilde.

Finalmente, Don Raúl Roviralta y Astoul, Marqués de Roviralta de Santa Clotilde, llevó el cuerpo de su esposa a los Jardines de Santa Clotilde y lo enterró allí.

Luego, decidió crear los jardines en honor a su esposa fallecida.

El diseño de los jardines está inspirado en los jardines italianos renacentistas y presenta una serie de terrazas escalonadas con vistas al mar.

Aunque esta historia puede parecer increíble, muchos habitantes de Lloret de Mar creen que es verdadera.

De hecho, la leyenda es tan popular que algunos turistas visitan los jardines con la esperanza de ver el fantasma de Clotilde deambulando por los jardines.

Sin embargo, otros argumentan que la historia es simplemente una leyenda urbana y que no hay evidencia histórica que la respalde.

Algunos creen que la historia podría haber sido inventada para atraer a turistas a los Jardines de Santa Clotilde.

Lo cierto es que los Jardines ya existían antes de la muerte de Clotilde, puesto que su marido habia empezado el diseño siete años antes y su cultivo había comenzado ya dos años antes de la muerte de Doña Clotilde. Al parecer, ella habría participado activamente en la elección de las especies que lo iban a poblar.

El cambio de nombre de los Jardines

En un principio, el nombre de los Jardines iba a ser «La Proa» Porque estaba diseñado para parecer una proa de barco vegetal que apuntaba al mar, en el acantilado donde está construído.

Tras el fallecimiento de su esposa, el Marqués decidió cambiar el nombre a Santa Clotilde, matando así dos páajaros de un tiro, el de la extraña coincidencia del nombre de su amada esposa con el nombre de su propio Marquesado. Habiéndose dado el caso de que muchas mujeres de su propia familia habían portado también el nombre de Clotilde.

Los Jardines 

Independientemente de si la historia es verdadera o no, los Jardines de Santa Clotilde son un lugar hermoso y único que vale la pena visitar. El diseño de los jardines es impresionante y ofrece una vista impresionante del mar Mediterráneo.

Ya sea que la leyenda sea verdadera o no, los jardines son un tributo conmovedor a una esposa amada y una historia que ha pasado de generación en generación en Lloret de Mar.

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